En los
últimos meses es habitual encontrarnos, en la gran mayoría de los medios de
comunicación (radio, prensa, televisión e internet), un extenso argumentario
sobre la mejora de nuestra economía, una mejora que dicen evidente con
estadísticas e índices como la mejora del producto interior bruto (PIB), de la renta
per cápita (RPC) y otros que además de no ser entendidos por la gran mayoría de
la ciudadanía esconden una realidad dramática, ya que, después de casi una
década nuestra calidad de vida, el poder adquisitivo de nuestros salarios, de
nuestras pensiones, nuestros servicios públicos, nuestro estado de bienestar es
sensiblemente peor que antes del comienzo de la crisis, en definitiva, casi
todos y todas hoy vivimos peor que hace 8 años.
La otra
cara de la misma moneda es mucho más clarificadora, como muestra veamos algunos
botones de lo ocurrido en Navarra: el número de personas desempleadas al finalizar
el año 2007 era de 13.000 personas, hoy su número alcanza las 40.045 personas; durante
el año 2008 el número de desempleados que cobraron alguna prestación fue del
72,23 %, frente al solo 53,20 % en el año 2015; en el periodo 2009-2014, los hogares navarros han
perdido un 12,21% de su renta; el número de hogares sin ingresos en el año 2008
fue de 2.091 frente a los 7.071 del 1er. trimestre del año 2016; el sueldo
medio en el año 2015 fue 320
euros inferior al de 2011; los salarios han caído en Navarra un 2,4 % entre
2008 y 2014, por el contrario el incremento de los precios se incrementó
repuntado un 8,8 % en el mismo periodo; un
eventual cobra hoy 1.400 euros menos al año que en 2009; en el año 2016, 56.100
pensionistas cobran por debajo de los 700,00 € mensuales; en el año 2016 los
precios subieron un 1,5 %, mientras las pensiones subirán en el 2017 un 0,25 %.
Es verdad que
en Navarra, desde hace muchos años, estamos a la cabeza de las estadísticas e
índices de bienestar, servicios públicos y prestaciones sociales en comparación
con el resto del estado, pero no es menos verdad que en nuestra tierra existen
miles y miles de personas que sufren el desgarro de la pobreza y la exclusión
social, no es menos verdad que la desigualdad sigue incrementándose año tras
año de manera alarmante, no es menos verdad la evidente precarización del
mercado laboral y la aparición de nuevos fenómenos sociales como tener trabajo
y no poder eludir la pobreza, no es menos verdad que ya miles y miles de
personas no se incorporarán nunca más al mercado laboral en condiciones de dignidad
y muchos de ellos y ellas solo podrán acceder a pensiones miserables.
Por ello
insistimos una y otra vez, desde las comunidades solidarias que trabajamos en
el ámbito de la pobreza y la exclusión social, que queda mucho trabajo por
hacer y que es imprescindible que gobernantes, poderes económicos, medios de
comunicación y ciudadanía en general pongan por delante de cualquier otra
prioridad el interés general y el bienestar de todos los navarros y navarras y
que para ello es imprescindible practicar individual y colectivamente un
reparto más igualitario de la riqueza.
(*) Presidente de la Fundación Gizakia Herritar/Paris 365.
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