domingo, 17 de septiembre de 2017

POBREZA INFANTIL CUANDO TU MAMA ESTÁ SOLA



Según un estudio de la ONG Save the Children, dos millones y medio de niñas y niños viven en España  por debajo del umbral de la pobreza. Algo más de la mitad de estos niños, viven en una situación de pobreza severa, siendo las familias monoparentales, las más castigadas por esta realidad. A esto debemos añadir que, según los estudios sociológicos,  algo más del 70 % de los niños que han pasado por una situación de pobreza, acaban convirtiéndose en adultos empobrecidos. 

Esta realidad, también está presente en Navarra, siendo multitud las familias monoparentales que sufren pobreza infantil. En la mayoría de los casos, los hijos e hijas de estas familias viven con su madre, que es la única cabeza de familia y proveedora de la misma. Con un mercado laboral tan volátil y un único progenitor asumiendo toda la responsabilidad económica, es muy fácil perder el nivel de bienestar y caer en situaciones de pobreza. La crisis ha creado un mercado laboral inestable, con empleos precarios, a tiempos parciales y mal pagados. A esto se suma la minúscula seguridad laboral que ofrece este tipo de contratos.

Cuando una madre que asume toda la responsabilidad económica sobre sus hijos,  se queda sin empleo por despido o no renovación del contrato de trabajo, se produce un efecto devastador en la familia.

Si no  tiene el mínimo de 12 meses cotizados que se exigen para cobrar el paro, puede llegar a encontrarse sin derecho a prestación por desempleo, pasando de ingresar un salario a no contar con nada. En ese momento los gastos siguen siendo los mismos: educación, alimentación, agua, luz, alquiler o hipoteca y los ingresos no existen. Para una mujer en estas duras circunstancias, va a ser muy complicado, diríase imposible, continuar con una vida normalizada.

Si a la precariedad laboral, sumamos agravantes como una escasa o inexistente red de apoyo familiar, estos niños están abocados a la pobreza, teniendo como única salida acudir a los servicios sociales y ONG,s como Cáritas, París 365, etc.
Situaciones como la descrita son cada vez más frecuentes, siendo la principal causa de las mismas la volatilidad del mercado laboral. Esta vulnerabilidad es tal, que cualquier revés las acerca a la exclusión social.

En estas circunstancias,  los niños, entran de lleno en la pobreza infantil. Las consecuencias sobre estos menores son devastadoras. Los Centros de salud, los servicios sociales y ONG dan cuenta de niños con mala nutrición, que desayunan escasas veces, que hacen comidas muy desequilibradas, basadas en productos baratos y que requieran poca elaboración, puesto que el cocinado y la conservación de los alimentos, conlleva un gasto energético inasumible  para la familia.

La mala alimentación solo es una de las consecuencias, quizás la más importante, porque puede afectar seriamente al desarrollo físico y a la salud de los menores,  pero no debemos pensar que este es el único efecto. La precariedad en los ingresos, conlleva una situación de difícil acceso y/o conservación de  la vivienda,  conlleva pobreza energética y escasez  de acceso a las tecnologías digitales,  limitaciones importantes en el vestido y el calzado y nula inversión cultural, formativa, de ocio y deporte… con la consiguiente situación de falta de normalidad social que todo esto produce.

La sociedad navarra, que siempre ha destacado por su compromiso social, desconoce, en muchas ocasiones, la gravedad de estas situaciones que afectan en especial a las familias que carecen de una red de apoyo familiar o social.
Es necesario que la Administración responda a estos casos con una mayor agilidad. En muchas ocasiones, estas familias no cuentan con “el colchón para cuando vienen mal dadas”. Gestionar ayudas requiere un tiempo, pero estas familias no disponen del tiempo que tarda la Administración en gestionar las ayudas. Por ello es importante que,  ante situaciones excepcionales como estas, las respuestas de la Administración sean agiles, para evitar con rapidez la caída vertiginosa en la pobreza infantil.

La sociedad debe exigirle a la Administración que en casos de urgencias, la respuesta sea rápida, a modo de ejemplo, cuando acudimos a un centro de salud con un virus grave y contagioso, la respuesta es siempre inmediata, no hay tiempos de espera administrativos ni de gestión, ante una urgencia vital hay una respuesta inmediata y eficaz. Deberíamos crear algún mecanismo similar, rápido y eficaz, que evite la caída en la pobreza y la exclusión social de estas familias.